Terminando “La emoción de aprender” de César Bona, de esos libros que se han hecho con facilidad un hueco en mi corazón, que me hubiera gustado haber escrito yo misma, porque me reconozco en esas palabras, en esa mirada sensible que descubre en cada niño, en cada adulto, un ser extraordinario y único, con un potencial ilimitado superando prejuicios y castrantes expectativas. Un libro necesario, que nos ofrece una reflexión urgente sobre el significado del “éxito” personal a través de testimonios reales, cotidianos, con los que en algún momento nos podemos sentir identificados; que apuesta por una educación basada en el respeto y aceptación de las diferencias individuales, en la tolerancia y la cooperación. Nos habla del poder de la escuela, del maestro, para cambiar destinos, para ofrecer ventanas desde las cuales vislumbrar nuevos horizontes, para alcanzar ese lugar en el mundo desde el cual sentir que hemos llegado al “éxito” personal. Pero para ello, como educadores debemos ser conscientes de esa necesidad vital que todos tenemos de sentirnos queridos, escuchados y útiles; de que cada mirada, palabra, gesto… en definitiva, cada interacción, tiene su repercusión en el otro, haciendo camino o levantando obstáculos hacia el éxito.
Os lo recomiendo, una lectura obligada para educadores en unos tiempos en los que el “éxito personal” se confunde con el ”éxito social”.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada