"El pez que sonreía"
Jimmy Liao. BARBARA FIORE EDITORES 2010.
Descubrí esta historia de Jimmy Liao a través del corto de animación con el mismo nombre "El pez que sonreía" que obtuvo en el 2006 el Premio Especial al mejor cortometraje de animación del Festival Internacional de Berlín. Me llegó al corazón, un relato que nos invita a reflexionar sobre el poder de la sonrisa, cómo a través de ella el mundo puede recobrar su sentido; un canto a la libertad y a la búsqueda de la felicidad.
Un relato sencillo y cautivador, para todas las edades, de frases breves e ilustraciones ágiles y luminosas (dibujos simples coloreados principalmente con amplia gama de acuarelas azules y verdes). Pero, al mismo tiempo, es un relato con un profundo trasfondo, enigmático y misterioso como todas las historias de Jimmy Liao. Un canto a la libertad, a ese proceso de liberación que implica la búsqueda de la felicidad, tocando temas vitales como: la soledad, el poder de la sonrisa (la empatía), el paso del tiempo (la niñez y la juventud perdidas), sentirse en sintonía con el entorno, la felicidad...
El protagonista, inmerso en un mundo urbano, queda hechizado por la sonrisa de un pez que vive en el acuario de una una tienda de mascotas por delante del cual pasa a diario y tanto de día como de noche, haga el tiempo que haga, el pez le sonríe. Convencido de que tiene que ser suyo, se lo lleva a casa e inician una convivencia doméstica como si de un perro o un gato se tratara. De repente, nos introduce en el mundo de los sueños, el protagonista guiado por una extraña luz verde que desprende el pez descubre el camino hacia la libertad: recorre la ciudad solitaria, bosques misteriosos que le hacen viajar en el tiempo (recordar sus bailes de juventud y juegos de niñez)... A lo largo del camino recobra su sonrisa y sus pasos ligereza. Finalmente desprendiéndose de sus ropas se zambullen en aguas frías y cristalinas y juegan libremente en el inmenso océano. Pero la alegría se esfuma cuando descubre, identificándose con el pez, que él mismo se encuentra encerrado en una gran pecera de cristal de la cual no puede salir.
Al despertar de este sueño revelador decide acompañarlo de vuelta a su verdadero hogar, dejarlo libre en la inmensidad del océano, experimentando así una sensación de liberación y felicidad que le hacen irradiar la misma extraña luz verde que desprendía el pez en el sueño.
A través de la lectura de este relato, con los lectores más pequeños, podemos iniciar una reflexión y diálogo sobre la importancia de sonreír y ser amables para que los demás se sientan bien a nuestro lado, de sentirnos libres y en sintonía con el entorno (identificándonos con las emociones que transmiten el protagonista y el pez) y de recordar aquellos juegos, canciones y acciones que nos hacen sentirnos bien y felices.
A los adultos, su lectura y relectura, nos permite introducirnos en un mundo intimista y de autoreflexión, invitándonos a identificar aquellos aspectos que a lo largo de nuestra vida vamos dejando atrás y que nos hacían felices y sobre aquellos otros que vamos incorporando a nuestra forma de ser y sentir pero que nos hacen vivir como en una pecera sin posibilidad de escapar. Jimmy Liao nos transmite a través del protagonista una lección: para alcanzar la felicidad hay que liberar y liberarse de muchas amarras y que, una vez la alcanzamos, se irradia como la extraña luz verde de la historia y se contagia.