MI PEQUEÑO MUNDO EN UNA CAJA.
LA CAJA DE LA INFANCIA.
Inspirándonos en “Cuando mamá llevaba trenzas” de Concha Pasamar, un maravilloso álbum que evoca tiempos pasados, cuando nuestras madres eran niñas y cuando las meriendas de las abuelas sabían a pan con aceite y azúcar o a melocotones frescos, hemos realizado una atractiva actividad que estimula la expresión oral y la escritura creativa.
“La lluvia no cesaba aquel domingo. Ya no sabía en qué más entretenerme, así que empecé a rebuscar en los cajones. Dentro de uno de ellos había una caja y dentro de esa caja había un mundo: el de la infancia de mamá”.
Después de una lectura colectiva, reflexionamos sobre las costumbres y objetos que van apareciendo en los textos e ilustraciones y los comparamos con los actuales; sobre las huellas que algunos dejan en nosotros desde la niñez y que nos acompañan a lo largo de nuestra existencia.
Decidimos que nos gustaría tener nuestra propia caja en la cual guardar “nuestro pequeño mundo de la infancia” y acordamos crear una en el aula para poder meter las cosas queremos compartir con el resto de compañeros.
Al día siguiente aparece en el aula una preciosa caja con algunos objetos simbólicos.
Elaboramos el cartel para la tapa y cada uno confecciona la lista de los objetos que le gustaría meter.
En los listados aparecen auténticos tesoros, cada uno de ellos de un valor único e irreemplazable, que configuran el maravilloso mundo de sus infancias: fotos de cuando vivía en Brasil, los pendientes de cuando era pequeña, chupetes de cuando era bebé, baberos y biberones, dibujos de cuando iba a infantil, mi mono de peluche, un libro de recetas de cocina, bolitas para hacer collares...
La caja permanecerá en el aula el resto del curso para que cada uno pueda meter lo que desee y disfrutar de los objetos compartidos.
En los listados aparecen auténticos tesoros, cada uno de ellos de un valor único e irreemplazable, que configuran el maravilloso mundo de sus infancias: fotos de cuando vivía en Brasil, los pendientes de cuando era pequeña, chupetes de cuando era bebé, baberos y biberones, dibujos de cuando iba a infantil, mi mono de peluche, un libro de recetas de cocina, bolitas para hacer collares...
La caja permanecerá en el aula el resto del curso para que cada uno pueda meter lo que desee y disfrutar de los objetos compartidos.
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