diumenge, 24 de març del 2019

BREVE RELATO.


VIAJE FUGAZ




Hay momentos en que el pasado y el presente se funden en el tiempo.




Sentada en la orilla de la playa, siente en sus piernas desnudas la humedad de la arena mojada… el vaivén de la espuma blanca que insistente lame con cada nueva embestida cada milímetro de su cuerpo anhelante de mar, de aire, de sal… por un instante, se funde en arena y agua, en ese baño de burbujas que inunda y abraza… y en el huir de la ola, la caricia del sol, cálida…


Mecida por los sonidos del mar, observa sus manos... que ahora le parecen pequeñas, que juegan a levantar castillos, que intentan atrapar un puñado de vida, de mar, de arena y agua…

Pero, tan sólo un instante dura la ilusión, gota a gota, entre los huecos de sus dedos… vida, mar, arena y agua, escapan buscando la libertad. Ella ya lo sabe, cristalizar la belleza de este instante, tal vez, sea imposible y... vuela, recuerda, viaja…


A lo lejos, niños que juegan, que ríen y gritan, con esa alegría contagiosa de la infancia en libertad… y, una voz que la llama: que no te alejes, que ten cuidado, que la gorra, que nos vamos… La voz melódica y acogedora de su madre, una voz que protege, besa, cuida, sostiene, confía… Ahora, esa voz, a la orilla del mar por un instante fugaz la devuelven a ese útero materno húmedo, cálido, seguro...


De nuevo, levanta su mirada que vuelve a navegar entre azules hasta perderse en el perfecto horizonte. Y así, absorta en el infinito, donde el tiempo, ayer y ahora, se funden y confunden, una mano pequeña que le acaricia el pelo, unos brazos que la abrazan y una voz de niña que le pregunta: -mamá, hacemos un castillo?-

De repente, como una ola inesperada en un día de mar en calma, la voz de su hija la despierta, devolviéndola a la realidad, al presente, a la vida.

dimarts, 19 de març del 2019

UN ÁLBUM QUE NOS ANIMA A DESCUBRIR NUESTROS TALENTOS, A CULTIVARLOS Y A DEJARNOS GUIAR POR NUESTROS SUEÑOS.

"LOS 115 PASOS DE KAIRÓS"

MIGUEL CERRO Y REMO MORA

EDITORIAL DEGOMAGOM, 2018


Dedicado “a todos aquellos que no son tan diferentes, por mucho que a veces el resto haga que lo parezca”

Miguel Cerro.


Una maravillosa historia que nos recuerda la importancia de ahondar en nuestro autoconocimiento, de descubrir nuestras cualidades y talentos y dejarnos guiar por nuestros sueños. Un recurso ideal para abordar la inclusión, la aceptación de las diferencias individuales y valorarlas como factor que enriquece, inspira y fortalece al grupo.

El nombre del protagonista Kairós, término filosófico de origen griego, simboliza el tiempo vital trascendente que marca nuestro destino, en este caso, la infancia con su amplio abanico de posibilidades  que el entorno, las experiencias cotidianas y la educación, se van encargando de estimular, cultivar o anular, marcando nuestro camino. Una historia aparentemente sencilla, breve… pero que encierra toda una invitación a reflexionar de forma profunda sobre cómo educamos y cómo queremos educar: en el respeto y la aceptación de las diferencias, en estimular el autoconocimiento y pensamiento creativo o buscando la homogeneidad, anulando talentos y cortando alas.  


Un álbum para todas las edades, atractivo por su formato, por sus coloridas y cuidadas ilustraciones, por la curiosa forma del protagonista que  evoca a un tótem, símbolo icónico que refleja la fuerza interior que posee y que le empuja a la hora de tomar sus decisiones a pesar de las dificultades, así como el reconocimiento social que llega a alcanzar. Un álbum en el que ciertos niños, los que todavía no han descubierto sus talentos, se ven con facilidad reflejados, autocuestionándose cuáles son realmente sus habilidades más valiosas y las que pueden ser reconocidas por el grupo al que pertenecen.
Kairós era un niño que se sentía distinto “no era demasiado rápido, ni demasiado hábil, ni era demasiado bueno jugando al fútbol” pero había algo que se le daba muy bien hacer: podía crear cualquier cosa que imaginase a partir de un trozo de papel. En su entorno, adultos y niños, parecían tener mucha prisa e ignoraban su talento hasta que una brillante idea le hizo sentirse valorado y reconocido por todos los habitantes de su pueblo. Desde aquel día las montañas, el cielo, las casas… todo parecía igual y sin embargo, todo era diferente.



Y es que sentirnos valorados, que pertenecemos y aportamos al grupo del cual formamos parte es una necesidad vital que todos sentimos, cubrirla implica percibir el mundo desde otra perspectiva, desde la seguridad y confianza en uno mismo y  sintiéndonos parte de él.